Por ERIC LEIVA
El Perdido - Buenos Aires
Todo el mundo habla de él.
¡Cómo si fuera algún Dios!
Otros hablan de él
y no tienen qué comer;
también se roba
y se mata,
pensando, no más, en el poder.
Se ama la riqueza
sin pensar en la pobreza.
El que más tiene, más quiere,
haciendo lo que sea
por conseguirlo;
creyendo en la inmortalidad.
Si cuando mueran nada se van a llevar…
¿Por qué esa ignorancia?
Creer que con elegancia
van a ser mejor
queriendo al mundo pisotear.
¿Por qué esa gente no tiene en mente
ayudar al indigente a ser menos infeliz?
Adoran y se rebajan
ante personas
con apellidos conocidos,
como si algo les fuera a tocar,
y todo
por un simple papel
llamado dinero.
¡Cómo si fuera algún Dios!
Otros hablan de él
y no tienen qué comer;
también se roba
y se mata,
pensando, no más, en el poder.
Se ama la riqueza
sin pensar en la pobreza.
El que más tiene, más quiere,
haciendo lo que sea
por conseguirlo;
creyendo en la inmortalidad.
Si cuando mueran nada se van a llevar…
¿Por qué esa ignorancia?
Creer que con elegancia
van a ser mejor
queriendo al mundo pisotear.
¿Por qué esa gente no tiene en mente
ayudar al indigente a ser menos infeliz?
Adoran y se rebajan
ante personas
con apellidos conocidos,
como si algo les fuera a tocar,
y todo
por un simple papel
llamado dinero.
El Libro de los Talleres VI - Edit. DUNKEN - Página 45
