Por MARÍA NATACHA ALVADO
El Perdido - Buenos Aires
Tu ausencia me invade,
me quiebra, me hunde,
ocupa mi centro
mientras me domina.
No puedo ignorarla,
la siento conmigo,
devorando todo
lo que sea mío.
Dentro de mi cabeza
ella está instalada,
y en cada órgano
tiene su lugar.
Tu ausencia me absorbe,
me frustra, me asfixia,
me corta las alas
con las que volaba.
Y caigo al vacío
de un juego perverso,
soy solo el despojo
de quien he creído.
Suplico, sumerjo,
y no tengo respuesta.
Quedan los recuerdos…
Mi vida se ha ido.
Tu ausencia desvela,
destroza, aterra.
Confié en que
el destino
me lleve a tu vera,
y perdí la fe…
que me hacía ciega.
No encuentro recursos,
agoté las armas,
se esfumó mi cielo
y extravié las ganas.
Tu ausencia me estorba,
me estanca, me engaña,
y habla conmigo
sin decirme nada.
Simula verdades,
delira mentiras,
se inyecta en
mi alma
y la contamina.
Me envuelve en
su mundo y así,
me lastima.
Me deja sin aire
el dolor de su herida.
Tu ausencia me duele
y complica mi vida,
me recuerda al amor
que me diste un día.
Inventa motivos y
acecha mis sueños,
viéndome al espejo
la he reconocido.
Es tan poderosa
que a mi corazón rompió,
y mi alma huyó
yéndose contigo…
Me quedó tu ausencia,
tan solo tu ausencia…
¿Es poco castigo?
me quiebra, me hunde,
ocupa mi centro
mientras me domina.
No puedo ignorarla,
la siento conmigo,
devorando todo
lo que sea mío.
Dentro de mi cabeza
ella está instalada,
y en cada órgano
tiene su lugar.
Tu ausencia me absorbe,
me frustra, me asfixia,
me corta las alas
con las que volaba.
Y caigo al vacío
de un juego perverso,
soy solo el despojo
de quien he creído.
Suplico, sumerjo,
y no tengo respuesta.
Quedan los recuerdos…
Mi vida se ha ido.
Tu ausencia desvela,
destroza, aterra.
Confié en que
el destino
me lleve a tu vera,
y perdí la fe…
que me hacía ciega.
No encuentro recursos,
agoté las armas,
se esfumó mi cielo
y extravié las ganas.
Tu ausencia me estorba,
me estanca, me engaña,
y habla conmigo
sin decirme nada.
Simula verdades,
delira mentiras,
se inyecta en
mi alma
y la contamina.
Me envuelve en
su mundo y así,
me lastima.
Me deja sin aire
el dolor de su herida.
Tu ausencia me duele
y complica mi vida,
me recuerda al amor
que me diste un día.
Inventa motivos y
acecha mis sueños,
viéndome al espejo
la he reconocido.
Es tan poderosa
que a mi corazón rompió,
y mi alma huyó
yéndose contigo…
Me quedó tu ausencia,
tan solo tu ausencia…
¿Es poco castigo?
El Libro de los Talleres VI - Edit. DUNKEN - Páginas 39 y 40
